30 de noviembre de 2015

¿Por qué ocultamos lo que sentimos?



Para la gente que me sigue.


Siempre admiraré a esa gente que confía en ti hasta en los peores momentos cuando ni tú mismo confías ya en ti. En los momentos de profunda soledad comienzan a inundarte los pensamientos que creías que nunca te iban a inundar. Es imposible no pensar porque cuanto más evitas pensar, más lo haces. Frases, momentos, lugares o personas que se quedan grabados como si de fuego se tratase en la mente y en el corazón. Y como dice la canción, es que el corazón no elige cuándo enamorarse. ¿Será el corazón o es la mente? Uno de los dos no se pone de acuerdo. Que levante la mano bien alta la persona que no se le ha roto el corazón cuando lo ha estrellado contra la realidad. Como cuando coges un vaso, lo lanzas contra el suelo y se rompe. Y es que algún día alguien va a llegar, te va a abrazar tan fuerte que todas las partes rotas que la gente ha ido dejando dentro de ti se van a unir de nuevo tan fuerte que no te lo vas a creer y ese corazón roto va a latir más fuerte aún, si cabe, de lo que lo solía hacer. 

¿Me permites darte un consejo? La vida solo es una y nunca hay que frenar, siempre hay que ir rápido para disfrutar y si hay que arriesgar, arriesga. Juega las cartas que tengas que jugar y sobre todo déjate querer. ¿Y si esa persona que quiere luchar por ti, y que lo sabes, es la correcta? Valdrá la pena porque los pedazos que han ido dejándote se van a pegar bien fuerte. 



Foto: Desmotivaciones.es

16 de noviembre de 2015

El ser humano es algo complejo.




Sigo sin entender muchas conductas y actitudes que llevan a cabo las personas por mucho que haya estudiado psicología en la universidad. El ser humano es algo complejo; cuando consiguen lo que tanto anhelan se desprenden de ese trofeo como si se tratase de un pañuelo usado, sin pensar en todo lo que pueden dejar atrás o todo lo que están arrastrando, ya sean sentimientos o personas. Muchos de ellos se empeñan en mirar para otro lado en vez de mirar al frente, saben que tienen sentimientos y que prefieren esconderlos debajo de su caparazón, como si se tratase de un cangrejo, para no mostrarlos ante el temor de que les vuelvan a hacer el mismo daño del pasado. ¿Pero y por qué no se intenta averiguar si eso pasará de nuevo? ¿A lo mejor esta vez no es igual a las veces anteriores y es mucho mejor? Pero, ¿y si no nos arriesgamos cómo sabremos si ganaremos? Si las personas no nos atrevemos a decir lo que sentimos, ¿cómo sabrán los demás lo que realmente sentimos? Si adivinos no somos, o bueno no lo sé. 

Y toda conducta lleva comprendida la espera. Esa espera que muchas veces mata y que es peor que un disparo. La espera convertida en tiempo. El ser humano es un ser que necesita explicaciones continuas, si no consigue esas explicaciones se da paso al agobio y al llamado sin vivir. ¡Qué horrible sensación! La espera que lleva implícita la búsqueda de la verdad; y ya nos encargaremos nosotros de saber si duele o no duele porque depende de la persona que lo escucha o de los sentimientos que estén implicados en ese momento, como se quiera ver. A veces el corazón dicta una cosa; y es que cuando el corazón manda la razón nunca te hace caso.  

Pero, ¿cuánto tiempo hace falta esperar para entender las conductas? Por mucho que estemos ocupados siempre somos capaces de sacar tiempo al día, no me digas que no es cierto y un mensaje no tarda más de unos pocos segundos -me dijo un amigo el otro día. -Sí, pero hay personas que no lo quieren ver así -respondí. Y todo depende de las personas, sus conductas y actitudes.