4 de marzo de 2016

Atrápame y no me sueltes.



Cierra los ojos. En la más fría noche del mes de Enero tomas la calle más oscura destino a un lugar que no te gusta mucho. Está sonando una canción que te gusta y dejas volar tu imaginación. 

Solos los dos. Le tomas de la mano, le miras fijamente y se te agita el corazón porque sabes que las miradas están conectadas. Hay una conexión muy fuerte. Te toma de la cintura y un escalofrío recorre todo tu cuerpo como si fuera un huracán. Su mano izquierda toma tu mano derecha. Su pelo toca tu mejilla. Su voz en tu oído mientras te dice: "Despacio que no hay prisa, báilame lento y con sentimiento." Cierras los ojos y vives el momento. Te pegas lento, con sentimiento y malicia. La sensualidad resalta. Su sonrisa te encanta. Las manos se entrelazan en medio de la vuelta. El pelo al viento. Los tacones suenan en la pista. La música te encanta. Antes te confundías pero él tiene un magnetismo que hace que no te pierdas. 4 minutos y 8 segundos. "-Atrápame y no me sueltes." Deseas que esta canción no se acabe nunca. Las ganas que tenías de encontrar a esa pareja de baile con la que conectas tanto. Vibras tanto que la piel se te eriza. Has conseguido tocar el cielo. Con un fugaz beso se acaba todo. La pista de baile se desvanece y él te estará esperando otra noche más en tu sueño. 

Foto: revistacincoletras.com

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