De repente, llega un día donde tu pasado te vuelve a atormentar. No puedes creer eso que ven tus ojos. Y justo en este buen momento donde todo marcha tan bien. Tanto tiempo para curar las heridas que dejaron en lo más profundo del alma para que ahora la historia se vuelva a repetir. Han pasado meses pero como leí en no sé dónde, la herida que cicatriza bien no vuelve a sangrar. Es verdad que sangró mucho, pero ahora es distinto porque está cerrada y a duras penas se puede ver una leve cicatriz. Ahora no hay tanta inocencia porque hay frialdad, dureza y pasotismo. Antes hacía ilusión leer tu nombre o recibir tu llamada pero ahora es todo muy distinto... Lo pasado, pasado está. Todo quedó en el pasado. ¿Si no sueltas el pasado, cómo agarras el futuro? El pasado sólo sirve para no volver a cometer los mismos errores en el futuro y es aplicable para todos los ámbitos de la vida.
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