Es verdad que existen mil posibilidades y excusas a decir a los allegados cuándo tienes la cabeza ubicada en mil asuntos personales o laborales y hasta quiénes juran y perjuran que no hay ni cinco minutos para hablar en las 24 horas que dura un día...
- ¿Por qué debemos ceder y contestar a ese mensaje al instante cuándo han perjurado que no existían ni cinco minutitos al día? - contestaba indignada Mónica a su amiga Sonia.
- Pues tía, haz cómo yo olvidándote el móvil en casa o al fondo del bolso y poniéndote esa canción de Steve Aoki que tanto te gusta a toda pastilla y ya sabes, dientes y dientes que eso les jode... - narraba alegre Sonia.
- Pero es que luego te echan en cara que no haces caso... ¿Cómo puedo hacerlo sin sentirme mal conmigo misma Sonia?
- Tengo la solución Mónica, sé más descarada y suéltate la melena dejando el chat unos pocos minutitos más sin leer...
Debemos aprender a dar la misma importancia que nos dan a nosotros y si debemos dejar pasar unos cuantos minutitos más por la espera que nos han causado, entender que es algo natural sin llegar a comerse la cabeza...
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