11 de agosto de 2019

No existen ni cinco minutitos...




         Es verdad que existen mil posibilidades y excusas a decir a los allegados cuándo tienes la cabeza ubicada en mil asuntos personales o laborales y hasta quiénes juran y perjuran que no hay ni cinco minutos para hablar en las 24 horas que dura un día... 

         -  ¿Por qué debemos ceder y contestar a ese mensaje al instante cuándo han perjurado que no existían ni cinco minutitos al día? - contestaba indignada Mónica a su amiga Sonia.

          -  Pues tía, haz cómo yo olvidándote el móvil en casa o al fondo del bolso y poniéndote esa canción de Steve Aoki que tanto te gusta a toda pastilla y ya sabes, dientes y dientes que eso les jode... - narraba alegre Sonia. 

           - Pero es que luego te echan en cara que no haces caso... ¿Cómo puedo hacerlo sin sentirme mal conmigo misma Sonia?

             - Tengo la solución Mónica, sé más descarada y suéltate la melena dejando el chat unos pocos minutitos más sin leer...

             Debemos aprender a dar la misma importancia que nos dan a nosotros y si debemos dejar pasar unos cuantos minutitos más por la espera que nos han causado, entender que es algo natural sin llegar a comerse la cabeza...



12 de mayo de 2019

No mires atrás... XVII




Tantas cosas que contar a oídos cálidos, tantas cosas que pensar sobre tantos temas a tratar y tantas cosas que escribir en un pequeño trozo de papel para que en apenas unos minutos se pudieran haber desvanecido. Hay momentos puntuales que marcan un antes y un después y que hacen plantearte la vida, los instantes y las personas con otra forma de ver...

Nadie te enseña en esta vida a ser fuerte pero hay momentos y personas que te ayudan a ser fuertes. Personas que se van, personas que siguen y personas que se quedan. El camino también podría ser la meta y ese camino también, por supuesto, que te enseña a caminar. Corre, avanza y no te pares. Estamos aquí para no pararnos, lento pero seguro... No mires atrás, ahora hay que mirar hacia adelante aunque no sepas lo que quieras. 


También dediqué tiempo a quien ahora ya no se acuerda ni de mí, también pegué los trozos de lo mismo que después partí. Tampoco me he entendido y he entendido que eso será así. (Beret). 


Foto: Tn.com 

31 de marzo de 2019

La palabra que siempre amaba...




Nunca le había visto tan motivado ni tan decidido con algo que implicaba un cambio radical de vida, siempre le había conocido cómo alguien distante y frío que apenas mostraba sus sentimientos con aquellas personas que le rodeaban, pero sólo bastaba con mirarle fijamente a los ojos y hacerle una pequeña mueca para que su frío gesto cambiase a algo más cercano... 

Ese gesto cambiaba y me hacía recordar ese último instante o esa última broma que le había hecho para que me dijera entre risas la palabra que siempre amaba: "Boba". La palabra que siempre amaba porque salía de sus labios y que cogía el tono de su voz...

El camino no pintaba fácil pero siempre llama más la atención un camino difícil que uno fácil... Los retos imposibles siempre fueron lo mío.


Foto: Quierocambiar.

24 de marzo de 2019

Las historias del Whatsapp...

     

         Era una tarde gélida de invierno, yacía tranquilamente leyendo qué cosa con esas nuevas gafas que a todo el mundo le gustaban por lo guapa que me veía y dónde había cambiado mi amado café por una amarga taza de té, porque calmaba un dolor que hacía algún tiempo me andaba molestando, y el móvil en silencio encima de la mesa pero que cada vez que escribía alguien se iluminaba el chivatito blanco... Llegaba a pensar que aquella tarde todo el mundo me tenía en su boca o en su mente... No paraba de vibrar y a duras penas conseguía concentrarme en mi lectura...

       Apareció de repente un trozo de papel escrito a mano con un par de apuntes para una futura historia, notaba que ese día la inspiración corría por mi mente y era fuente de nuevas ideas... Sinceramente, podría hacer un alto y ponerme a escribir... El móvil continuaba vibrando...

        - Jolín chica, hoy estás que todo el mundo se acuerda de ti... pensé... Bueno, quiero acabar el capítulo y ahora contesto por orden de prioridad... ¿Pero qué prioridad debía darle a cada uno? Tenía de todo, cosas serias y cosas más de risa... 

      La prioridad iba en función de las conversaciones pendientes y de los problemas que estaba tratando con cada uno... Éramos como un desahogo y dependiendo de con quién, era más efectiva o menor la terapia... La cuestión era que no paraba de sonreír con cada línea que escribía y además, usaba los audios cuando no andaba segura de que me fueran a coger el tono jocoso que quería poner... ¿Y los grupos? Todos silenciados por la locura que resultaban muchas veces porque todos queríamos contar cosas a la vez y no conocíamos la palabra coordinación... Ah y eso sí, de fondo esa canción tan pegadiza en francés...

        Abro Whatsapp... Mon Dieu! 15 conversaciones... Se notaba mi ausencia y las ganas que tenía de desconectar... Veamos; el grupo de trabajo, el grupo de las niñas con la enamorada como prota, mi mejor amigo y sus llámame o te llamo, mi mejor amiga con sus audios del sábado noche y los planes del domingo resacoso, la amiga que hacía 4 días que ya echaba de menos y me recomienda que me cuide que ando tocada, mi compadre del instituto con su celebración de cumple, mi hermano, mi compi de trabajo y sus vídeos a su niña favorita para que me ría, mi amigo de bailoteo preocupándose por mi lesión, mi amigo con acento raro y sus fotos de su nuevo juguete, mi amiga con ruptura amorosa, el chico al que le resulto una niña mona, mi amiga con la que hablo en francés... Me falta alguien más... ¿Y a quién contesto yo antes? 

        ¿Y tú dónde estás? ... Claro que sé dónde estás pero mejor vamos a empezar a contestar por prioridad y así me resisto algo más de tiempo en escribirte aunque seas mi primera prioridad... Conversaciones más fluidas y las conversaciones más escasas, esas palabras más monosilábicas que denotan algo más de pereza y esa lluvia de emoticonos para ponerle algo más de humor... Tantas historias contamos en un día y tantas historias que se quedan en el olvido o que se encuentran clandestinas por miedo a que nos descubran... Pero en verdad, la mejor historia que puedo contar es la que tengo contigo y la sonrisa que se me dibuja cuando veo tu nombre y tu emoticono apareciendo en la parte superior de mi teléfono y cómo se para el tiempo cuándo abro tu chat y comienzo a decirte cosas para que te rías... Igual amo esa complicidad o cómo me haces sentir...