Entrelazar las manos, mirarse a los ojos y querer algo más... Apoyar lentamente la cabeza en su hombro, cerrar los ojos y quedarse dormida porque es la sensación más relajante que has sentido en mucho tiempo. Es relajación permanente y quieres que ese mismo instante no termine nunca jamás...
El avión despega, toma vuelo y se inclina para dejar atrás la ciudad... Aún no ha amanecido. Ese apretón de manos más fuerte porque se encoje el estómago de tanta turbulencia.
Ponemos rumbo a un lugar desconocido para poder olvidar los malos momentos y las malas sensaciones que han estado aconteciendo: el virus, las muertes, el confinamiento, los problemas físicos, los problemas emocionales, los cambios, los distanciamientos... Todo merma y deja huella.
Pondremos rumbo a un lugar lleno de magia, fuera de cobertura y muy lejos del mapa.
Sonando: Le prix à payer (GIMS).
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